miércoles, 26 de noviembre de 2008

La ola y el cardumen.


Salir corriendo, entrar en pánico y descontrol, respuestas que damos dentro del caos. La ola gigante de la crisis que los profetas economicistas aproximan, producto del terremoto del octubre pasado, que tuvo de epicentro a la bolsa de Wall Street, se desplaza rápidamente en todas las direcciones del mar del capitalismo neoliberal. Algunos resguardados en sus cerros de capital económico estarán protegidos, y la ola casi no los mojará, pero la mayoría de la población conocerá el maremoto por dentro, se sumergira en él. El agua se llevará mucho de lo que han construido. Pero la ola no sólo se lleva muchas cosas materiales, también nos entrega conocimiento. Depende de nosotros saber reconocerlo, para poder salir de ella sin ahogarnos, aprender a nadar para salir de la crisis que no sólo será economica, sino que tambien social y cultural.

Las crisis son necesarias para volver a vernos las caras y acordarnos que no estamos solos, podemos dirigir nuestro destino en conjunto.
Debemos recordar, siguiendo la lógica de los terremotos que estos se producen por una tension entre placas. Esta vez la tensión es producto de la especulación, de la inequidad social que el capitalismo viene manteniendo e intensificado por siglos. Reconocer que salir de la ola no es un cosa de azar, sino de conciencia, organización, solidaridad social.

Volver a ser un cardumén, destrurir la ola y salir de ella. Este es el primer paso, pero si lo logramos habremos crecido y avanzado. El siguente paso es volver a reconocer que nuestro destino no se impone sino que se elige, y que la lógica neoliberal de que este sistema se regula solo no es más que producto del estado febril delirante de la gente que quiere seguir manteniendo su posición dominante.

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