miércoles, 31 de diciembre de 2008

II

Solemnemente giro la llave y la chapa se abre. Las sombras son absorbidas por el duende secreto que no se deja ver y prende la luz del refri. He aquí mi ofrenda: frutillas naturales bañadas en pesticidas, crema chantilli tartracínica del crepúsculo. Los implementos sobre la mesa sobre mis pies atornillados en la rutina del almuerzo veloz, la vida reloj, la cultura chatarrera.

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