sábado, 3 de enero de 2009

III


3. Cada mañana al salir de la ducha comienza la contaminación diaria, un poco de aroma dental y a la calle, aire de camión fluye por mis doloridos pulmones adictos a los plumones, mi pelo ya huele a fritanga y yo me reconozco [y no me gusto] a partir de lo que veo en las vitrinas y en los ojos de los que no me miran. No me creo en el infierno, por lo tanto estoy en él.

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